Donald Trump y sus Aranceles: Parte 2

En mayo de 2025, la industria cinematográfica estadounidense enfrentó un gran revuelo tras el anuncio del presidente Donald Trump sobre la imposición de un arancel del 100%. Descubre cómo esta decisión afecta a la producción y distribución de películas en el país.

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5/10/20255 min read

Como ya contamos en este medio la industria cinematográfica estadounidense se vio sacudida a principios de mayo de 2025 por el sorpresivo anuncio del presidente Donald Trump sobre su intención de imponer un arancel del 100% a todas las películas producidas fuera de Estados Unidos. Esta medida drástica fue justificada por Trump como una respuesta necesaria ante lo que describió como la "muerte rápida" de Hollywood, supuestamente causada por los atractivos incentivos fiscales que otros países ofrecen para atraer producciones cinematográficas. Además, el presidente enmarcó la cuestión como una amenaza a la seguridad nacional, llegando a calificar las producciones foráneas de "mensajería y propaganda". La orden de iniciar el proceso para implementar estos aranceles fue dirigida al Departamento de Comercio y al Representante Comercial de EE. UU.

La génesis de esta propuesta parece encontrarse en una reunión entre Trump y el actor Jon Voight, quien ha sido designado como uno de los asesores del presidente para la revitalización de Hollywood. Sin embargo, el anuncio generó una confusión inmediata y generalizada en la industria respecto a su posible implementación, alcance y legalidad. Persisten dudas sobre si el arancel afectaría únicamente a películas íntegramente producidas en el extranjero, si incluiría coproducciones internacionales o incluso aquellas películas estadounidenses con solo una porción de su rodaje realizado en otros países.

La reacción en Hollywood no se hizo esperar. La Motion Picture Association (MPA), que agrupa a los principales estudios y plataformas de streaming, convocó una reunión de emergencia el 9 de mayo para definir una estrategia de respuesta. El objetivo principal de esta reunión fue buscar una manera delicada de "educar a la Casa Blanca" sobre las complejidades inherentes al negocio cinematográfico global y la dificultad práctica de aplicar un arancel tradicional a un producto cultural como una película. Hasta el momento, la MPA no ha emitido una declaración pública oficial tras dicha reunión.

Los gremios de la industria también han manifestado sus posturas. El Sindicato de Actores (SAG-AFTRA) expresó su apoyo a los esfuerzos por incrementar la producción y el empleo en Estados Unidos, aunque se mantiene a la espera de conocer los detalles específicos del plan para poder entablar un diálogo constructivo. Por su parte, la Alianza Internacional de Empleados de Escenarios Teatrales (IATSE), que representa a técnicos y trabajadores del espectáculo, reconoció la "amenaza urgente de la competencia internacional", pero se inclinó por recomendar incentivos fiscales federales en lugar de aranceles punitivos. IATSE busca una "respuesta federal equilibrada" que beneficie a los trabajadores estadounidenses sin perjudicar a la industria en su conjunto ni a sus contrapartes, especialmente en Canadá. El Gremio de directores de América (DGA), junto con IATSE, ya había manifestado previamente críticas hacia ciertas prácticas comerciales de la Unión Europea y el Reino Unido que consideran perjudiciales para la producción estadounidense. No se han registrado declaraciones oficiales inmediatas del Gremio de Productores de América (PGA) sobre esta propuesta arancelaria específica en los informes más recientes, aunque la Production Guild of Great Britain (PGGB) sí expresó su preocupación por las posibles implicaciones para la colaboración internacional. El Gremio de Guionistas de América (WGA) tampoco ha emitido una declaración oficial directa sobre este anuncio en particular. Entre las figuras de la industria, las reacciones han oscilado entre la confusión, el temor y una cauta esperanza, mientras que personalidades como Tom Cruise han optado por evitar pronunciarse sobre el tema en eventos públicos. Algunos productores han llegado a calificar la idea como "devastadora" para los trabajadores del sector e "insensata".

Frente a esta amenaza, el gobernador de California, Gavin Newsom, ha lanzado una contrapropuesta, instando a una colaboración con la administración Trump para implementar un crédito fiscal federal de 7.500 millones de dólares bajo el lema "Hacer que América vuelva a ser cine". Este ambicioso plan se modelaría sobre el ya existente programa de incentivos fiscales de California, que a su vez busca expandirse hasta los 750 millones de dólares anuales.

El análisis del impacto económico potencial de estos aranceles dibuja un panorama preocupante. Expertos advierten que una tasa del 100% podría llevar a la duplicación del precio de las entradas de cine para las películas afectadas, una reducción en el número total de películas producidas anualmente y un incremento drástico en los costos de producción. Más allá del impacto directo, existe un temor fundado a que la medida invite a represalias por parte de otros países, lo que afectaría gravemente los ingresos de exportación de Hollywood. Irónicamente, la industria cinematográfica estadounidense goza actualmente de un considerable superávit comercial en este sector, con un excedente de 37 mil millones de dólares para el conjunto de la industria del entretenimiento de EE. UU. y con los mercados internacionales representando más del 70% de la taquilla total de Hollywood. Esta política podría también erosionar el "soft power" o poder blando de Estados Unidos a nivel global y, paradójicamente, fortalecer las industrias cinematográficas locales en otras naciones. Adicionalmente, la legalidad misma de imponer aranceles a "transmisiones electrónicas", como es el caso de las películas distribuidas digitalmente, está en entredicho debido a acuerdos vigentes de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y tratados comerciales como el T-MEC (USMCA).

La aparente contradicción entre la retórica de una industria estadounidense "moribunda" y los datos que muestran un robusto superávit comercial sugiere que la propuesta arancelaria podría tener motivaciones que van más allá de la simple protección económica. Podría interpretarse como una táctica de negociación extrema, ya sea para presionar a los estudios cinematográficos, a gobiernos extranjeros, o simplemente para apelar a la base electoral del presidente con una postura proteccionista de "America First". La vaguedad inicial de la propuesta y la posterior aclaración de la Casa Blanca indicando que "no se han tomado decisiones finales" refuerzan esta interpretación.

Mientras Trump culpa a las naciones extranjeras por "robar" la industria cinematográfica, es revelador que algunos ejecutivos de Hollywood, según se discutió en la reunión de la MPA, y el propio gobernador Newsom, reconozcan que la pérdida de producción es también un problema interno de California frente a otros estados de EE. UU. que ofrecen mejores incentivos, como Georgia y Nuevo México. Esto indica que el lema "Make Hollywood Great Again" de Voight y la propuesta de Newsom de un crédito fiscal federal buscan abordar una dinámica competitiva que es tanto doméstica como internacional. Un arancel, por sí solo, no resolvería la competencia interna y podría incluso exacerbar los problemas de costos si las producciones se ven forzadas a regresar a California sin suficientes incentivos estatales que las hagan competitivas.

Finalmente, la industria cinematográfica moderna es intrínsecamente global.5 Las películas se filman en múltiples localizaciones por una combinación de razones narrativas y de optimización de costos, y la postproducción se distribuye a nivel mundial para aprovechar subsidios y talento especializado. Un arancel generalizado como el propuesto parece ignorar esta complejidad y la inherente dificultad de definir una película como estrictamente "extranjera". Esto podría acarrear consecuencias no deseadas, como perjudicar a las propias producciones estadounidenses que dependen de esta cadena de valor global o afectar negativamente las vitales coproducciones internacionales.