"Sirât" de Oliver Laxe y la Consolidación del Cine de Autor Hispano

Sirât se presenta como una odisea física y espiritual en el desierto marroquí, donde un padre, Luis (interpretado por Sergi López), y su hijo Esteban (Bruno Núñez Arjona) buscan a una hija desaparecida en medio de una rave en las dunas. La película es descrita como un "road-movie alucinante y místico" que explora una búsqueda existencial, fronteras difusas y paisajes impresionantes

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5/25/20254 min read

La 78ª edición del Festival de Cannes no solo fue un escenario para la consagración de figuras de la resistencia cinematográfica como Jafar Panahi, sino también un trampolín para el cine de autor hispano, destacando el notable triunfo de la coproducción hispano-francesa Sirât (Sirât: Trance en el desierto), dirigida por el cineasta gallego Oliver Laxe. La película se alzó con el Premio del Jurado, un galardón compartido con la obra alemana Sound of Falling (Sonido de la Caída). Este reconocimiento es de particular relevancia para el cine español, posicionando a Laxe entre un selecto grupo de cineastas españoles, como Pedro Almodóvar o Carlos Saura, que han logrado distinciones significativas en el prestigioso festival francés.

Sirât se presenta como una odisea física y espiritual en el desierto marroquí, donde un padre, Luis (interpretado por Sergi López), y su hijo Esteban (Bruno Núñez Arjona) buscan a una hija desaparecida en medio de una rave en las dunas. La película es descrita como un "road-movie alucinante y místico" que explora una búsqueda existencial, fronteras difusas y paisajes impresionantes. El título, "Sirât", hace referencia al puente en el Corán que debe cruzarse para alcanzar el paraíso, lo que subraya la exploración de la existencia como algo frágil, vibrante y radicalmente incierto, donde no hay respuestas definitivas, solo intensidad. La trama se desprende arriesgadamente de la alianza afectiva con sus personajes, celebrando la luz que emana de aquellos que ya no tienen nada que perder.

El estilo visual y narrativo de Laxe en Sirât es distintivo y cautivador. La película se beneficia de una "sublime cinematografía en 16mm", a cargo de Mauro Herce, que le confiere una cualidad táctil e hipnótica. La banda sonora inmersiva de Kangding Ray contribuye a la experiencia sensorial general, creando una atmósfera envolvente. Laxe fusiona el misticismo con la música, describiendo la película como "arte accesible con un ritmo tribal". La crítica ha elogiado la película por su audacia y riesgo, calificándola de "brillante" y "muy arriesgada". Se ha destacado su capacidad para conmover al público, invitando a la reflexión sobre la cultura rave, la resistencia y el trance colectivo. Este enfoque, que mezcla elementos documentales y de ficción, con un énfasis en actores no profesionales y la ambigüedad narrativa, representa una voz distintiva e influyente en el cine español contemporáneo, empujando sus límites y obteniendo reconocimiento internacional.

La filosofía artística de Oliver Laxe se centra en el cine como una "herramienta de autoconocimiento". Para él, hacer cine no es solo un medio para contar historias, sino un camino para la introspección y la comprensión del mundo. Esta perspectiva personal se traduce en su preferencia por trabajar con actores no profesionales, a quienes elige "como se eligen amigos", lo que le permite construir un tipo de cine más auténtico y menos convencional. Laxe aboga por historias que contengan "algo de oscuridad" y que no ofrezcan todas las explicaciones al espectador, buscando "plantear preguntas y dejar que el espectador piense y reflexione". Esta aproximación desafía las estructuras narrativas tradicionales que a menudo buscan la claridad y resoluciones explícitas, fomentando una participación más activa del público. Su compromiso con una estética particular se evidencia en su elección de rodar en celuloide, incluso con presupuestos limitados, una "proeza en los tiempos que corren".

La influencia de Laxe en la nueva generación de cineastas españoles es palpable. Su cine es reconocido por su "valentía", una cualidad que se manifiesta en su disposición a experimentar con la forma, la narrativa y los métodos de producción, a menudo en entornos desafiantes y con elencos poco convencionales. Ha sido premiado en Cannes en tres ocasiones anteriores a Sirât: con el Premio FIPRESCI por Todos vós sodes capitáns (Todos vosotros sois capitanes) en 2010, el Gran Premio de la Semana de la Crítica por Mimosas en 2016, y el Premio del Jurado en la sección Un Certain Regard por O que arde (Lo que arde) en 2019. Esta consistencia en el reconocimiento internacional no solo atrae una atención significativa al cine español, sino que también demuestra que las películas de autor, impulsadas por la visión artística, pueden alcanzar prominencia global. El éxito de Sirât y la positiva recepción de Romería de Carla Simón (también presentada en Cannes) destacan un resurgimiento en el cine de autor español, señalando su creciente proyección internacional y su capacidad para competir en el escenario global. Este éxito colectivo de los cineastas españoles en Cannes es un indicio de una nueva generación influyente que está redefiniendo el panorama del cine de autor contemporáneo. El triunfo de Sirât de Oliver Laxe, junto con el de Panahi, subraya la clara orientación de Cannes hacia el cine de autor con mensajes artísticos y a menudo sociopolíticos, alejándose de un enfoque puramente comercial de Hollywood. Esta elección consciente del festival de apoyar el cine independiente y desafiante refuerza su papel como una plataforma para la expresión artística global.

El impacto de este reconocimiento en la proyección internacional del cine hispano es considerable. El éxito de Laxe y otros cineastas españoles en Cannes no solo valida sus propuestas artísticas, sino que también abre puertas para futuras coproducciones y una mayor visibilidad en mercados internacionales. La venta de derechos de Sirât a distribuidoras como Neon para Norteamérica es un ejemplo concreto de cómo estos premios se traducen en oportunidades de distribución global. Este tipo de logros contribuye a la percepción del cine español como una fuerza creativa vibrante y relevante en el panorama cinematográfico mundial, capaz de ofrecer narrativas complejas y estéticamente innovadoras que resuenan con audiencias y críticos a nivel internacional. La consolidación de esta nueva generación de cineastas de autor, con su enfoque en la experimentación y la profundidad temática, es un factor clave para el futuro del cine hispano en la escena global.